jueves, 17 de junio de 2010

                         Si hacemos el bien por interés, seremos astutos, pero nunca buenos.

Me gusta esta frase porque me recuerda a mucha gente que merece mi admiración. A mi abuela materna, a mi mejor (o a mi única) amiga. A la persona que me dió un espacio en la sala de su casa cuando una supuesta amiga se olvidó de mi y me dejó durmiendo en la calle. A la morena color canela que me quiso sin esperar a cambio más que cariño, sin interéses mezquinos, como suelen querer la mayoría de las mujeres (y tambien muchos hombres). 

Me gusta esta frase porque me recuerda que entre el estercolero del mundo, entre tanto policía ladrón, entre tanto periodista corrupto, entre tanto militar y guerrillero asesino o violador, entre tanto marero maldito e inútil, entre tanto político de mierda, todos los dias nace una persona buena, un escritor, un artista, un cantante, un genio, una bailarina, una madre. 

 Vale la pena ser bueno, vale la pena hacer las cosas bien. No para la opinión publica, la misma biblia dice que "lo que en secreto hagas de bueno, tu padre que está en los cielos te recompensará en público" esa sola afirmación ya hace que valga la pena tenderle la mano a un hermano caído, a una viuda, a un huerfano, a un deprimido.  

Solo le pido a Dios que me permita ser bueno, que no me permita olvidarme de los que claman por justicia, que no me deje olvidar al que tiene hambre, que no me deje hacerme el ciego cuando en mi mano esté castigar a quien fastidia al projimo, ya sea robándose los impuestos que tanto cuesta ganarse y dar al gobierno, o engañandolos con teorias religiosas y seudoteológicas, o contaminandoles con teorías políticas de sistemas económicos disfuncionales como el marxismo o el mal vivido capitalismo de los países "desarrollados".

1 comentario:

akbartol dijo...

El mundo sigue siendo el mismo no hay quien lo saque de su eje ni de su sistema solar. La vida es igual para todos, es la forma en la que vivimos que es diferente. Algo que aprendí en viajar en las camionetas es la paciencia, desde que la espero en la parada hasta llegar a mi destino. Sonría amigo mío que este cuento aun no ha acabado...
Saludos

Publicar un comentario